FUNDACIÓN: 25 Septiembre 2004
COMPONENTES: Mario, Ángel Egipcio, Jose Maestro, Miguel, Lospi TP, Pitu, Orzowei, Cuchi, Pabli, Piolo, Rubén, Paco SanFran, Alberto, Javi Penúltimo, Averia, Natur, Javi Tiko, Juanca-ncellara, Ángel GC, Luis Prieto, Barna, Ismael, Fran, Oli, Pedro Fisio, Jara, Paco Schleck, Ubardo, Cristofer, Paquito, Aniceto e hijo, Fran QL, Manu, Paco Vasco, Jorge, Laure, David GC, Dorado, Habanero, Nene y todo aquel aficionado a la " mountain bike " que quiera serlo.

MARQUESINA EN MOVIMIENTO

BIENVENIDOS AL BLOG DE LA PEÑA "LOS PERDIOS"

domingo, 23 de enero de 2011

Ruta 22/01/2011 (Pto. Cabra -por Lapa y con veriente "made in Avería"-, Guzmanes, Don Benito

Con los retrasos de costumbre, acudimos 13 Perdíos a una ruta que, ya había sido planeada con antelación y en la que sabíamos que haría frío, mucho, mucho frío; Ángel G.C., Barna, Ismael, J. Avería, J. Cancellara, J. Penúltimo, J. Tico, Lospi, Mario, Miguel, Natur, Piolo y Rubén. Bien abrigados, nos dirigimos rumbo al Helipuerto por pistas con el fin de evitar la carretera. Salimos a un ritmo tranquilo, lo que nos permite ir charlando en grupitos hasta que dejamos el camino de las Cruces. Para entonces, el ritmo se había ido incrementando y tenemos que hacer un primer reagrupamiento. Pronto empezamos a subir en dirección a los eucaliptos y en cada cuesta se producen pequeños tirones por coronar primeros, aunque la mayoría opta por reservar fuerzas. Bajamos con cierta precaución la cuesta de los eucaliptos y llegados al arroyo, decidimos cruzar a pie entre piedras y barro con tal de no mojarnos; hacía mucho frío y quedaban muchos Km. por delante. En este punto, aunque todos tenemos ya alguna parte del cuerpo prácticamente insensible a causa del frío, Mario empieza a mostrar síntomas de frío “extremo” pese a lo cual, decide seguir adelante. Llegados a la Cancela de la Merchana, Mario está pálido y no se encuentra nada bien por lo que tiene que regresar a casa. Para hacer más llevadera la vuelta, buscamos en los bolsillos algo que le pueda recupera un poco; “…yo tengo barritas, yo glucosa, yo un plátano, higos aderezados con unas extrañas especias, creo que alguien comentó algo de un cigarro…”. Al final no sé lo que escogió ni como llegó, pero hay que agradecer el gesto de Miguel que optó por acompañarle en su regreso.

Entre unas cosas y otras se nos había hecho tarde así que decidimos evitar el Helipuerto y subir directamente a la caseta de la Cabra, siendo puntuable para la Montaña la parada de la rueda (o cartel) y la caseta. Llegados a la rampa más dura de la subida, se destaca claramente un grupo que poco a poco se iría estirando hasta puntuar en el cartel por este orden; Rubén, Avería, Lospi, Natur y Ángel. Tras una breve parada, seguimos por la fuerte rampa que hay a la derecha y que obliga a tirar de coronita. Rodamos en grupo hasta un desvío que días atrás probó el Sherpa Avería y que se trataba de un sendero bastante entretenido y algo estrecho, lo que hizo que el grupo llegara estirado al final del mismo, momento que aprovecho para subir el ritmo consciente de que no quedaba mucho para llegar a la caseta. El grupo reacciona tarde y Rubén y yo cogemos cierta distancia y próximos a la caseta, Rubén (va más que sobrado) se escapa fácilmente y corona primero. Le sigo yo, Avería muy cerca, Lospi, Ángel, y poco a poco el resto del grupo, todos con frío y bastante cansados por el esfuerzo. Al llegar Barna, frena y cae al suelo. Él dice que por tener muy apretadas las calzas, otros dudan y lo achacan a que viene reventado, pensaremos que fue lo primero. Reponemos fuerzas, J. Penúltimo se escapa de la foto clásica y comenzamos a bajar por la cuesta de las piedras en dirección a Los Guzmanes. Bajada ligeramente técnica en la que los más habilidosos ponen la directa mientras que yo empiezo a tener problemas ya que al parecer, mi problema con el ojo izquierdo se ha agudizado y no distinguía el relieve de las piedras, por lo que mi ángulo de visión izquierdo lo veía todo uniforme (espero que sea temporal…). Seguimos rodando a muy buen ritmo hasta la zona de los caballos, donde reagrupamos y vamos en grupo hasta la cuesta de los Guzmanes. A partir de ahí, el grupo se divide; fuerte y divertida bajada hasta que llegando a la carretera me avisan que mi GPS ha caído en el camino. Yo, que ni me había enterado, me doy la vuelta y en un alarde de torpeza caigo al suelo. Para cuando me levanto ya llegaban Lospi y J. Penúltimo (o era Tico, no lo recuerdo) con mi GPS, que al parecer, había salido volando y rodando. Llegamos a la carretera y aceleramos para poder coger al grupo, que tuvo la amabilidad de esperarnos. Pasado el puente, Rubén acelera el ritmo y rompe el grupo. Le seguimos Lospi y yo. Antes de la recta de Doña Blanca, incapaz de seguir su ritmo me voy quedando viendo cómo por detrás, una mancha que mi ojo era incapaz de distinguir, se acercaba poco a poco. Por delante, Rubén y Lospi esperan para que haya sprint. En el sprint, ya con la mancha que resultó ser Avería, yo me quedo enseguida, Rubén gana fácilmente y Lospi se adelanta a J. Avería que, pensando que ya había llegado se relaja, momento que ante la duda de qué coño está haciendo, le sprinto de manera que cuando se quiere dar cuenta no puede reaccionar y le paso creo que en los últimos 3 o 4 metros (se sienteeee….). Por detrás; Ángel, J. Penúltimo, Piolo, J. Tico, Barna, J. Cancellara y Natur, que creo tuvo algún problema mecánico o físico.

Bonita aunque fría ruta que volvió a reunir a muchos Perdíos y que terminó en la 88 con las cervecitas de costumbre, ¿o fue chocolate caliente? No lo vi.

jueves, 20 de enero de 2011

Dieciséis y uno más ( by Javipenúltimo ) crónica ruta Castillo Pajosa 15ene11

Con siete votos a favor -dos de ellos repetidos, pues nadie había dicho que era uno por persona-, otro nulo -por haberlo depositado el llanero técnico pocero fuera del sitio habilitado- y muchas abstenciones, casi más que número de pinchazos de Ángel Egipcio en un mes-, salió adelante la tímida propuesta realizada por Barna días atrás.
Dieciséis perdíos y uno más son muchos perdíos para un sábado cualquiera. Ángel , Orzowei y Pitu hubieran completado los veinte. Alguno acudió con la confianza de que no haríamos una ruta tan lejana en kilómetros y tan cercana en el tiempo a las Navidades, pero se acabó la hora del llaneo, las medias tintas y los pocos kilómetros. Por una vez la ruta decidida iba a llevarse a cabo, aun a riesgo de llegar tarde y perdernos las cervezas. No nos hubiera importado ir por las trialeras por tercer sábado consecutivo. Ya no las teníamos miedo. Jose, Migue y Mario nos habían mostrado como caer de la bici con elegancia, sin peligro. -"Ostia, ostia, ostia", era el grito de Jose que nos alertaba de que podía caerse. -"Ja, ja, ja, ja", a voces límpias, era la confirmación de Barna de que el compañero estaba en el suelo. Pero cuarenta o cincuenta kilómetros nos sabían a poco. Esta vez había que alejarse un poco.
Pasaban largamente las nueve cuando huíamos de la niebla que cubría Don Benito con la seguridad de que el entorno del Castillo estaría soleado. No había llovido en toda la semana, pero no teníamos claro que no hubiera barro en la bajada de los eucaliptos. Al llegar allí, nuestras sospechas se confirmaban. Era un barro rojo, arcilloso, húmedo -como todos los barros- y traicionero. Con tal panorama, la única opción era bajar siguiendo la estrecha rodadura que había dejado un vehículo. Ni se te ocurra correr, ni salirte de esos límites o estabas perdido. No era mala idea sacar un pie para mejorar el equilibrio o para apoyarte en caso de apuros. Las precauciones eran pocas.
Sin incidentes, pero con las cubiertas un poco más gordas que cuando salimos, llegamos al primer arroyo. Viendo su caudal ya nos hacíamos una idea de cómo iba a ser la excursión. Los primeros se aventuraron a pasar a lo loco. Era momento de probar si los calcetines térmicos, isotérmicos o hipotérmicos, aguantaban la envestida. Vamos, que si te mojabas o no los pies. Los que llevábamos calcetines del Lidl decidimos no arriesgar y, de piedra en piedra y usando la bici como bastón, cruzamos el charco con más o menos fortuna.
Barro y agua en los primeros kilómetros y quedaban muchos todavía.
Como alguno se había mojado los pies y la mañana estaba un poco fresquita, el ritmo se animó y fue estirándose poco a poco. Las dudas de ir tan lejos estaban en la mente de algunos. ¿Cuántos de nosotros quería realmente llegar hasta el Castillo de la Pajosa? Aún podíamos girar a la izquierda y dirigirnos a la Lapa...Pero, no hubo lugar al debate, los primeros pasaron de largo camino de las cataratas.
Si el arroyo lo habíamos pasado por los pelos, ni intentamos cruzar el río Guadámez por el badén. Nos dirigimos directamente al puente. Aquí hubo un antes y un después en la ruta. La visibilidad era cada vez mayor, ya empezaba a asomar la Sierra de Utrera y, como si buscásemos el Sol con desesperación, algunos salimos despavoridos hasta alcanzar el primer alto. Uf, por fin. !Qué bonita mañana! Ya no había barro, ni agua, ni niebla. Qué cambio tan radical. Poco a poco fueron todos llegando. ¿Todos.........? Pasado un tiempo comprobamos que algo no encajaba. Migue, Ángel, Jose y Pabli no llegaban. Habían sido engullidos por la niebla. Les había confundido. Despistados y desorientados habían tomado rumbo oeste, camino del canal. Ya no había vuelta atrás. Una llamada de Mario confirmaban nuestros peores presagios, habían tomado un rumbo equivocado. Su recorrido se acortaba considerablemente y tendrían que volver a casa llaneando. Desgraciadamente ya no podrían disfrutar (y sufrir) con nosotros de la soleada subida al Castillo de la Pajosa.
Recuperado el aliento y, tras comprobar con alivio que el "muchacho" había dejado al cuarteto a su suerte y seguía con nosotros, continuamos . La ascensión ya era continua, pero sin barro, sin niebla y con la temperatura subiendo. El paseo fue agradable e incluso nos cruzamos con varios ciervos. Teníamos dos opciones para llegar a nuestro destino. La primera, y más habitual, era subir por el lado noreste. Más llana en un principio, pero muy exigente en el último tramo, con una fuerte pendiente y pequeñas piedras sueltas. La segunda opción, la que al final tomamos, por el lado noroeste, más larga, pero más llevadera.
Sentados sobre las piedras y barandillas del Castillo, recuperamos fuerzas, tomamos el sol y lamentamos la suerte que habían corrido nuestros despistados compañeros que, sin el GPS de Ismael y sin las indicaciones del Sherpa Avería, estarían en apuros buscando en el horizonte alguna referencia que les devolviera a casa.
Aun sabiendo que ya era tarde y que nos quedaríamos sin cerveza, iniciamos el descenso con alegría por la vertiente contraria a la que habíamos subido. Muchas bicis juntas bajando podrían provocar algún susto. Así, el que suscribe echó mano de frenos para no ser tragado por un cortado, corrigió la trayectoria provocando que Piolo me esquivara, hiciera un recto y se detuviera junto a un pino. Sin más sustos llegamos a las faldas de la Sierra. Las piernas ya iban notando la excursión. A esto se añadía de nuevo el barro, los charcos, muchos charcos, los arroyos, los caminos empedregados, las cuestecillas rompepiernas… A partir de este momento se acababa el paseo. Para más INRI Ismael empezaba a tener problemas con el cambio. No es que necesitara monedas sueltas, pues en el campo no hay ni tan siquiera máquinas de Coca Cola, sino que la corona grande no bajaba. De vez en cuando tenía que pararse para cambiarla manualmente. Esto no impidió que al final acabara entre los cuatro primeros.
Pasados unos kilómetros, de nuevo teníamos que cruzar el arroyo que nos llevara a la zona de eucaliptos. La mayoría cruzó montado, empeñados en llegar a casa con los pies mojados. Los menos, cruzamos de nuevo por las piedras y, por ello, nos quedamos descolgados. Unos pajarillos revoloteaban por encima de Piolo y quizás también rondaban a Lospi y Juan Carlos. La subida se hizo complicada. Mantener el equilibro entre el barro era casi imposible.
Todos juntos, de nuevo, en la última parada del día. Sálvese quien pueda. Poco más de diez kilómetros hasta Don Benito y ya nadie esperaría a nadie. Se formaron al menos tres grupos, con bastante distancia entre ellos. Alguno incluso, como Javi Tico, en tierra de nadie.
Dicen que Rubén llegó el primero, en el grupo de Ismael, pero yo no lo ví. Tampoco llegué el Penúltimo.

viernes, 14 de enero de 2011

VOTACIÓN

Si os parece bien, y para animar un poco el blog os propongo votar para la ruta de este sábado 15.ENE. ¿Castillo de la Pajosa o Helipuerto-Puerto La Cabra? Como el domingo que viene es la previa de "Los Rios" creo que es una buena oportunidad de hacer una ruta durilla para probarnos.

ASI QUE VOTA!!!!
¿Pajosa o Helip/Patrona?.

Por favor los votos en los comentarios.

sábado, 8 de enero de 2011

Crónica (pequeña) del 8/1/2011


Curioso día el que hemos vivido hoy Los Perdíos, vamos, de los que crean afición.
Nos reunimos como siempre un buen grupo de compañeros entre los que estamos Mario, Lospi, Luis, Javi Tiko, Ismael, Barna, Ubaldo, Juanca Cancellara, Javi Penúltimo y quien escribe, Miguel. Cuando ya íbamos por la salida de las Cruces nos llama Javi Avería para que le esperáramos, que se había levantado tarde.
El tiempo amenaza lluvia, pero respeta hasta las trialeras del puente de la Pared; porque de eso ha habido mucho hoy, trialeras. Hay al principio, enfrente del molino una parte muy bonita que parece que ha sido diseñada para la práctica de la MTB. Peñas, barro, rodadas profundas, charcos, arroyos cargados de agua era lo que había en el camino estrecho del que hemos disfrutado. Que no me digan que esto de la MTB es caro, porque la relación calidad-precio es ridícula.
Después del puente de la pared cae Mario entre peñas, pero su cuerpo ha caído en una posición bien estudiada para que no se diera ningún golpe; risas y foto que hace Cancellara y que no estaría mal que pudiéramos colgar aquí. El barro hace que las ruedas sigan una trayectoria errática y yo caigo también, pero en una parte con hierba y sin barro que me había gustado. Ahora empieza a llover y nos mojamos un poco antes de llegar al puente de la Ermita de la Antigua. Debajo del puente del río nos ponemos a comer y comentamos que podríamos tomar este ojo del puente como sede para la peña. Lospi se ofrece para hacer el proyecto y cerrar una parte del ojo del puente, donde guardaremos la barbacoa, el carbón, agua, barritas, etc.
Vuelta a casa con las nubes amenazando lo que más tarde vendría. Cuando salimos de La Haba, diluvio universal. Yo me retiro del camino y vuelvo "carreteralmente", por lo que no puedo contar quién ganó ni qué pasó a todo el pelotón. Solo sé que a mí me cayó todo el agua del mundo.
Don Benito estaba rebosando agua, en la calle Palomar la gente sacaba agua de sus casas: impresionante.
En fin, bonito y épico día.

El Maestro ha hecho Hat Trick de caidas.